martes, 25 de septiembre de 2012

Prototipo del artista progre

Recientemente publicada en el diario La Nación, una nota hace referencia a un "supuesto" arrepentimiento por parte de un conocido artista que había dicho: "me da asco la mitad de Buenos Aires". Esta frase hacía referencia a su "calentura" (según sus propias palabras) porque en las elecciones para intendente de esa ciudad ganó el candidato que a él le disgustaba. Esta reacción, lejos de ser sorpresiva, es común en la forma de ser de estos artistas autodenominados "progresistas", entendiéndose por eso militantes de izquierda defensores de las dictaduras con las que tienen ideología común. Este personaje, lejos de arrepentirse busca justificar su arbritaria frase alegando que se encontraba "en un momento de calentura"! Todo vale para estos totalitarios enemigos de la libertad. Denotan un total desprecio por quien piensa diferente, carecen de valores morales. Los casos de corrupción son denunciados cuando su enemigo está en el poder, pero se callan si los que se corrompen son de su ideología. Están machacando todo el día recordando asesinatos de dictaduras de hace 35 años, pero se callan ante los asesinatos en manos de la delincuencia callejera que ocurren todos los días (inclusive a sus propios colegas). Dicen defender a los pobres, pero ahogan a los empresarios desalentándolos a invertir para crear puestos de trabajo. En su lugar, les dan unos míseros mendrugos de pan confinándolos a vivir por siempre en la miseria, mientras ellos se mueven por propiedades y barrios de lujo a los que los pobres que ellos dicen defender no tendrán acceso nunca. Les parece bien que se expropie propiedades a gente que trabaja asumiendo los riesgos que corre al competir por los consumidores, pero nunca se escucha que estos hipócritas donen el dinero obtenido por actuaciones organizadas por sus amigos en el poder. Son dictadores de alma, gente muy peligrosa que se esconde detrás de sus canciones llenas de "paz y amor". Personajes que se aprovechan de la libertad que les da la democracia para conspirar contra ella e intentar debilitarla cada día más. A ver si entienden una cosa, solo una cosa: "EL PUEBLO DEL QUE TANTO HABLAN TIENE DERECHO A PENSAR DISTINTO". Eso fue, es y será así. Parece mentira que se tenga que repetir una y otra vez lo obvio.

sábado, 5 de marzo de 2011

No es la droga, sino su prohibición, la que destruye la sociedad

Interesantes apreciaciones del profesor Huerta de Soto sobre el tema de las drogas desde una óptica libertaria.

sábado, 8 de enero de 2011

La inversión y el proceso de civilización

El ser humano como animal con el privilegio de poder razonar se distingue de los demás seres del planeta por ser el único que transforma los elementos que tiene a su alrededor para mejorar su nivel de vida facilitando sus acciones diarias. Por ejemplo, si un hombre primitivo tuviera que conseguir carne de un animal salvaje para poder comer, al principio tendría que intentar cazarlo con sus propias manos, pero más adelante se daría cuenta de que si toma una rama de árbol, la lima y le saca punta la puede emplear para cazar esos mismos animales sin tener que acercarse y arriesgar su vida en una lucha cuerpo a cuerpo.
Todo este proceso de hacer funcionar el cerebro para tener una mayor comodidad se produce porque el hombre al actuar espera conservar los frutos de su acción. Es un derecho natural que le corresponde, ya que si estuviera obligado a compartir los beneficios con otras personas que no participaron en la acción, le restaría incentivo para trabajar y seguir su proceso de civilización.
Desde esos primitivos hombres llegamos al presente con un grado de avance tecnológico que nadie se hubiera podido imaginar tan solo 50 años atrás. Ese proceso se fundamenta en altas tasas de ahorro que se usan para inversiones en bienes de capital. Esos bienes de capital son los que nos dan la posibilidad de vivir con más comodidad, y cuanto más ahorro haya disponible para inversión más se bajarán los costos de producción lo que harán a los productos de consumo cada día más accesibles a un mayor número de personas.
Es aquí dónde entran en juego el negativo impacto que producen los impuestos, sobre todo los progresivos, al quitar tasas de ahorro para inversión y destinar partidas para bienes de consumo con la famosa "redistribución de la renta".
De lo que se trata, es que los trabajadores se ubiquen en los puestos más alejados del consumo, lo que hace que se necesiten personas cada vez más capacitadas y mejor formadas para la fabricación de unos bienes de capital con cada vez mayor tecnología.
Esta es la fórmula para el proceso de civilización, lo que nos diferencia de los animales que sólo consumen durante toda su vida mientras que nosotros evolucionamos para disponer de cada vez más cantidad y variedad de productos. Es esto lo que los "redistribucionistas" se niegan a entender, ahogando cada vez más a la gente trabajadora a la que se le niega la oportunidad de desarrollarse y mejorar su calidad de vida.

sábado, 25 de diciembre de 2010

El estado y la provisión de seguridad

Hace unos días hubo un asalto en un supermercado en el que por casualidad había un policía comprando y pudo abatir a dos de los delincuentes. En medio de todos los comentarios de los vecinos que surgen ante un hecho así, el que más se escuchaba era el de culpar a los malvivientes. Sin decir que esto no es cierto, quisiera profundizar un poco más sobre el tema.
Aparte de los delincuentes, hay un culpable que se llama Estado.
El estado es por si mismo una organización delictiva, mientras los delincuentes roban a punta de pistola y despojan al prójimo de su propiedad privada conseguida con el esfuerzo del trabajo, el estado hace lo mismo por medio de los impuestos. En un principio no usa las armas, sino que utiliza otros medios un poco más "pacíficos" para despojarnos de lo que nos corresponde, pero si pasa el tiempo y no le damos lo que nos exige intentará por la fuerza el conseguir sus objetivos, y si nos queremos defender seguramente enviará a la policía y la cosa terminará con un disparo.
Lo más triste de todo es que ese estado que nos provee del servicio de seguridad con la policía, nos cobra coercitivamente por distintos medios sin llegar a un acuerdo de cuanta seguridad nos va a otorgar. Imaginemos si queremos comprar leche y el lechero nos dice: "Dame 10 dólares y ya veré yo cuanta leche te entrego", sería ridículo, nunca aceptaríamos un trato así. Pues eso es exactamente lo que hace el estado. Y eso lo podemos extrapolar a todos los servicios que nos provee.
Pero hay otro problema. Ese estado que supuéstamente nos debiera defender de los malvivientes es el mismo que les ofrece educación gratuita, sanidad, subvenciones de todo tipo, leyes laxas que los dejarán en la calle al poco tiempo de cometer los crímenes, etc. ¡Y todo eso con nuestro dinero!
Es una ineficiencia absoluta, y en ese sentido no tiene nada que ver quien sea el gobernante de turno, el problema es un sistema injusto que beneficia a los que no se esfuerzan en detrimento de los emprendedores, eternos expoliados hartos de entregar el fruto de su trabajo a un barril sin fondo lleno de corrupción.

miércoles, 4 de agosto de 2010

Que clase de hombre fue Ludwig Von Mises?

Excelente documental

La caída del Imperio Romano

Una excelente demostración del admirado profesor Huerta de Soto.